La historia está llena de ejemplos de peticiones a Nuestra Madre la Virgen, respondidas con una eficaz protección a sus hijos. El título de la Virgen María como Auxiliadora tiene más de cuatro siglos de antigüedad. Es además una de las letanías que se rezan al finalizar el Rosario.
Los cristianos en Lepanto
En 1571 el Papa Pío V pidió a todos los cristianos el rezo, específicamente, del Santo Rosario. Les propuso que invocaran a Nuestra Señora bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos. El objetivo era que la armada cristiana, dirigida por Juan de Austria, venciera en la batalla que se iba a realizar contra los turcos, en el mar Mediterráneo. Constantinopla estaba en manos de los turcos, desde 1453. De este modo dominaban el Mediterráneo y amenazaban con la conquista de Roma.
A pesar de la superioridad numérica del enemigo, la flota cristiana derrotó a los turcos en Lepanto, el 7 de octubre de 1571. Al año siguiente Pío V instituyó una fiesta en honor de la Santísima Virgen, ese mismo día, anualmente, con el nombre de Nuestra Señora del Rosario.
Otomanos y Bonaparte
Poco más de un siglo después, en 1683, cuando Viena fue asediada por los turcos otomanos, el Papa Inocencio XI pidió igualmente que se rezara el Rosario, de nuevo bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos. La batalla comenzó el 8 de septiembre, día en que celebramos la Natividad de la Virgen María. Cuatro días después, en la fiesta del Dulce Nombre de María, el combate concluyó felizmente con una nueva victoria de la cristiandad.
En 1804 Napoleón Bonaparte, proclamado emperador de Francia, comenzó a perseguir a la Iglesia. El Papa Pío VII le excomulgó. Sin embargo, en 1809, Napoleón irrumpió en el Vaticano, arrestó al Papa y lo trasladó encadenado a Fontainebleau. Allí lo tuvo prisionero durante cinco años. El Papa trató de comunicar a toda la Iglesia que rogase a Nuestra Señora, Auxilio de los Cristianos, por su liberación.
Una vez más, con la ayuda del Rosario, los deseos del Papa fueron atendidos. El 24 de mayo de 1814 Napoleón abdicó. Ese mismo día el Papa pudo regresar a Roma. En su primer acto oficial proclamó la fiesta de María, Auxilio de los Cristianos. Desde entonces, cada 24 de mayo, celebramos con agradecimiento a María Auxiliadora.