Además de las razones explicadas por el Papa, para la elección de su nombre, me atrevo a añadir una más, que quizá esté presente en el Santo Padre. León XIII fue Papa desde 1878 a 1903.
Un colaborador suyo contó que, en una ocasión, mientras rezaba, se quedó completamente inmóvil. Su rostro expresaba horror, y a la vez asombro. Media hora más tarde escribió la oración a san Miguel, que algunos cristianos rezan al finalizar la Misa.
Esta oración es una petición al arcángel, para que arroje a satanás al infierno. Nada más ser elegido, León XIV nos ha llenado de esperanza, recordándonos que el bien vencerá al mal.
La oración a san Miguel sigue siendo muy importante.
122 años después el Papa recién elegido ha tomado el relevo, también en esta lucha contra el mal, propuesta por León XIII.
Ojalá sea cada vez mayor la difusión de esta oración, para obtener ayuda en el combate de cada cristiano contra el mal.
Dice así la oración:
Arcángel san Miguel, defiéndenos en la lucha; sé nuestro amparo contra la maldad y asechanzas del demonio. Pedimos suplicantes que Dios lo mantenga bajo su imperio; y tú, Príncipe de la milicia celestial, arroja al infierno, con el poder divino, a satanás y a los otros espíritus malvados que andan por el mundo tratando de perder a las almas.