Victor Perez es un sacerdote con una labor muy específica en la iglesia de St.Joseph en Houston, Estados Unidos. Su ministerio se desarrolla principalmente con los matrimonios, a quienes acompaña en su camino. Además, ayuda a jóvenes adultos a conocer mejor a Cristo para, poco a poco, madurar en su camino espiritual y aceptar la vocación matrimonial con valentía si ese es el plan de Dios para ellos.
Este joven sacerdote trabaja a diario para ayudar a los matrimonios que asisten a la iglesia a crear una comunidad unida que les ayuda a vivir su vocación. Considera que esta comunidad es esencial para que las parejas no caminen solas, sino que tengan una red de apoyo que les ayude a crecer, a vivir su fe y a disfrutar de la belleza de su llamada. Para ello se une a grupos como Witness to Love, un movimiento nacido en Estados Unidos hace más de 12 años y que promueve la buena preparación al matrimonio. Para los miembros de este proyecto, dicha preparación se basa en la confianza y en el acompañamiento.
Convencido de la belleza de la vocación matrimonial, Victor Perez habla con Omnes sobre el acompañamiento pastoral como una herramienta esencial para los matrimonios católicos, que pueden encontrar siempre una ayuda bien dispuesta en las iglesias y grupos como St.Joseph o Witness to Love.
¿En qué consiste el acompañamiento pastoral a los matrimonios?
—En mi parroquia este acompañamiento pastoral se centra especialmente en la creación de una comunidad para que los matrimonios se conozcan. Luego yo les ayudo a plantearse preguntas para que puedan profundizar en pareja. Además tenemos grupos de formación liderados por matrimonios católicos.
Yo a lo que me dedico especialmente es a preparar a los novios para el matrimonio. Pienso que muchas parejas quieren casarse y es importante darles una preparación previa al matrimonio, pero una vez se han casado hay que seguir con ellos y no olvidarse de la importancia de una comunidad que les acompañe.
¿Qué dificultades tienen los jóvenes de hoy para casarse? ¿Qué hace la Iglesia para ayudar a estos novios a afrontar estos problemas?
—Es importante que los jóvenes adultos tengan grupos en la parroquia para acudir a la formación, conocer mejor la Biblia y recibir los sacramentos. Pienso también que promover la Teología del Cuerpo ayuda mucho.
Los jóvenes adultos están buscando la verdad, tienen sed de Dios. Si les ayudamos a poner a Cristo en el centro pueden aprender del Señor, crecer en su vida espiritual y prepararse para el matrimonio.
Algo que he observado en mi ministerio es que muchos jóvenes no se preguntan si tienen que casarse o no, sino que tienen claro que quieren recibir el sacramento. El problema está en que no encuentran personas que comparten sus valores y su modo de ver la vida o la forma de llevar una relación en pareja. Esto es un reto y el modo de afrontarlo es tener grupos en la Iglesia en los que puedan entrar todos, donde los jóvenes se sientan cómodos y puedan sentir la llamada del Espíritu Santo a vivir el Evangelio.
¿Qué pasos tiene que tomar la Iglesia en conjunto para entender mejor la realidad del matrimonio?
—Es bueno que haya líderes en la Iglesia que estén casados y que sean mentores de otros matrimonios. Estos matrimonios tienen que estar involucrados en las parroquias, trabajando mano a mano con el sacerdote porque las personas casadas también son apóstoles.
¿Por qué es importante que los matrimonios tengan un acompañamiento pastoral a lo largo de su vida?
—En parte porque la formación es esencial para vivir mejor el matrimonio. Pero insisto en que el acompañamiento de los matrimonios a otros matrimonios es básico, en los buenos tiempos y en las épocas de crisis.
No es correcto pensar que después del sacramento los casados se pueden quedar solos. Al igual que después del Bautismo uno sigue recibiendo formación y está acompañado, después de casarse las parejas también necesitan caminar junto a alguien.
En el acompañamiento pastoral, yo intento hablar sobre el amor sacrificial de Cristo y estoy disponible para escuchar a las parejas y estar junto a ellos en momentos importantes para la familia, como el bautizo de los hijos.
Pienso que un sacerdote puede inspirar mucho, porque la vocación sacerdotal es una vida de sacrificio y entrega totalmente orientada a Cristo. En este sentido, podemos ayudar mucho a las parejas a elevar la mirada al Cielo y fijar la santidad como meta.
¿Qué formación tienen que recibir los sacerdotes para acompañar a los matrimonios?
—Pienso que la Teología del Cuerpo es muy importante, porque ayuda a comprender la grandeza del matrimonio. Estas enseñanzas de san Juan Pablo II permiten comprender la belleza del sexo, la comunión de Personas en la Trinidad de la que es reflejo el matrimonio, etc.
Los sacerdotes tienen que tener una base fuerte de formación intelectual y espiritual, pero también hay que tener habilidades sociales para que los casados estén cómodos y puedan abrir sus corazones y sus casas.